Una ciudad como Cáceres, con esos veranos cada vez más asfixiantes, que el cambio climático obliga a padecer, no debería permitirse prescindir de un solo árbol más. Este Ayuntamiento continúa sacrificando árboles, a favor del tráfico rodado o de la privatización del espacio público con la instalación de terrazas en el asfalto gris. Los espacios de línea dura ganan terreno a los espacios verdes en el centro de Cáceres. Así es el futuro que se ha previsto desde el PIMUS para la avenidas Virgen de la Montaña y Virgen de Guadalupe; dos espacios verdes consolidados en la ciudad, que datan de los primeros años del siglo XX y son testimonio vivo del ensanche de aquellas décadas.

Hace dos años, seis plátanos sobrevivieron a la construcción de un aparcamiento subterráneo en la Avenida del General Primo de Rivera, gracias a la contestación ciudadana, que se puso en pie al ver cómo sucumbían unos árboles cuyo arranque no estaba previsto en el proyecto de construcción del citado aparcamiento. Un aparcamiento que se llevó a cabo bajo el gobierno del PP, ejecutando una propuesta que había querido llevar a cabo el PSOE en 2009, con el rechazo frontal del PP, entonces en la oposición.

El documento PIMUS del Ayuntamiento de Cáceres, que hemos aludido, comienza con una presentación, a cargo de la alcaldesa, en que se recoge entre otros, el siguiente párrafo: “… para que Cáceres sea un lugar en el que los ciudadanos ganen espacios para disfrutar, en el que los desplazamientos sean más cómodos, eficaces y respetuosos con el medio ambiente”.

Más adelante, la alcaldesa afirma que el Plan de Movilidad “apuesta por un desplazamiento más sostenible, que tenga en cuenta la reordenación de los aparcamientos, que reduzca el tráfico de vehículos particulares y priorice sistemas colectivos de transporte”…

La alcaldesa, en su introducción, explica seguidamente que la segunda parte del documento (tras una primera de análisis y diagnóstico) se centra “en una serie de propuestas de actuación para mejorar los hábitos de desplazamiento de una forma más racional por calles y avenidas con soluciones novedosas que reduzcan eficazmente el impacto del transporte en el normal funcionamiento de la ciudad”.

Pues bien, queremos decir al Ayuntamiento, con contundencia y rotundidad, que aplique los principios que sustentan el PIMUS, y no lleve a cabo, por tanto, muchas de las acciones que se proponen en el documento, como es el caso de la eliminación de árboles en las Avenidas Virgen de la Montaña y Virgen de Guadalupe (en claro estado de abandono, por otra parte). Sencillamente, entre otras razones, porque esta intervención contraviene claramente las intenciones contempladas en el PIMUS.

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Es preciso que los gobernantes de la ciudad salgan y conozcan lo que se hace en otras latitudes, más allá de las fronteras de la provincia de la región, del país… Que conozcan que en muchas ciudades se está disminuyendo el tráfico privado, y eliminando el mismo en sus centros, que existe un transporte público ágil y eficaz, que se están soterrando vías, que los árboles crecen hacia arriba en latitudes donde no hace tanta falta su sombra como la hace en nuestra ciudad. En pleno centro de Madrid (no hace falta irse muy lejos) los plátanos sobrepasan el octavo piso de las viviendas y hacen que las calles colindantes con el Paseo de la Castellana, por poner un ejemplo, sean respirables y habitables. Árboles cuya existencia nadie se atreve a poner en entredicho y cuya falta convertiría las calles en eriales.

Esperamos que pronto comiencen a celebrarse los plenos del Ayuntamiento por la tarde y que se abra un espacio de participación ciudadana real. Mientras tanto, desde donde podamos, alzaremos nuestra voz.

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